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lunes, 11 de marzo de 2024

  2. Límites del Suelo

El suelo tiene límites definidos: su límite superior es el aire o aguas poco profundas, y lateralmente se extiende hacia aguas profundas, áreas desnudas de rocas, hielo, sales o dunas activas. Su límite inferior es más difícil de definir, ya que incluye los horizontes cercanos a la superficie que difieren del material rocoso subyacente debido a la interacción del clima, organismos vivos, materiales originales y relieve. En algunos casos, el suelo puede incluir horizontes cementados impermeables a las raíces, extendiéndose hasta el límite inferior de dichos horizontes. Más comúnmente, el suelo se gradúa hacia la roca dura o materiales con poca actividad biológica. El límite inferior del suelo coincide generalmente con la profundidad de enraizamiento de las plantas perennes nativas, y para propósitos especiales como riego y drenaje, se deben considerar capas inferiores que afecten el movimiento y contenido de agua y aire en la zona radicular del suelo.


2.1 Forma del Suelo

El suelo tiene forma, la cual se expresa en su perfil. El perfil del suelo es una sucesión vertical de horizontes diferenciados por los factores y fuerzas del ambiente. La naturaleza del perfil de un suelo puede diferenciarlo de otros suelos, lo que constituye una característica diferencial importante entre el suelo y la roca. El suelo presenta características anisotrópicas en profundidad, lo que significa que sus propiedades varían en profundidad, mientras que la roca es isotrópica, es decir, sus características y propiedades no varían independientemente de la dirección considerada.


2.2 Naturaleza Biogedinámica

El suelo es un cuerpo natural independiente que resulta de los efectos combinados del clima, organismos vivos, roca madre, relieve y tiempo. Se forma a partir de la interacción de la litosfera, hidrosfera y atmósfera, así como la acción de plantas y animales que absorben productos de disolución de la roca y desprenden productos de cambio como gases y humus. El suelo se encuentra en continua evolución bajo los efectos de los factores y fuerzas del ambiente, incluida la acción del hombre. Constituye una zona de contacto entre la litosfera, atmósfera, hidrosfera y biosfera, con propiedades que le permiten oponerse a toda acción exterior que tienda a modificar su equilibrio. El suelo es un medio autónomo regido por leyes propias y su estudio requiere el análisis de numerosas disciplinas científicas.



2.3 El Suelo y el Ambiente

El suelo y el paisaje experimentan cambios constantes en sus aspectos físicos, químicos y biológicos. Los físicos han estudiado el suelo y su cubierta vegetativa como transformadores de energía, capaces de recibir y transmitir energía solar radiante y energía proveniente del interior de la tierra. Estos cambios de energía en el suelo ocurren a través de procesos como humedecimiento, secado, calentamiento, enfriamiento, evapotranspiración, meteorización, erosión, lavado y deposición de materiales. Además, se mencionan los constituyentes móviles involucrados en estos procesos, como gases, lixiviados (en solución y suspensión) y fluidos biológicos. Se destaca que las reacciones exotérmicas son dominantes en la meteorización, mientras que las endotérmicas lo son en el crecimiento de los organismos.


2.4 El Suelo como Sistema Abierto

El suelo se considera un sistema abierto que interactúa con una corriente constante de materiales geológicos, hidrológicos, biológicos y meteorológicos. Dentro de este sistema, los suelos y sus distintos horizontes desempeñan roles diversos debido a la distribución desigual de materiales entre ellos. Se observa que algunos suelos y horizontes se enriquecen en ciertas sustancias, mientras que otros se empobrecen. Además, se menciona que hay intercambio de materiales entre suelos a través del viento, el agua y los organismos, y que algunos suelos actúan como receptores de agua y lixiviados de otros cuerpos de suelos en el mismo paisaje.


El suelo tiene un equilibrio entre las entradas y salidas de materiales, y se considera una entidad duradera en medio de procesos dinámicos que incluyen intercambios con el entorno ambiental, respuestas de control automático y producción/consumo de nuevos materiales minerales y orgánicos. Además, se destaca que el suelo forma parte de una comunidad simbiótica en la que las plantas, los animales y el ser humano satisfacen mutuamente sus necesidades.


Se describe al ecosistema como un sistema abierto con flujos y reflujos de energía y materia, incluyendo flujos de energía como radiación solar, transferencia de calor y transferencia de entropía desde el exterior, así como reflujos de energía en forma de radiación de calor y reflexión de la luz. Los flujos de materia involucran la entrada y salida de gases, agua (líquida o sólida), sólidos dispersos en el agua o el aire, así como organismos que inmigran al ecosistema.

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